Ser padres hoy en día requiere, aparte de mucho esfuerzo, imaginación, innovación y reciclaje constante. A la que bajamos la guardia, nuestr@ hij@, aquel ser precioso y cariñoso, que a la menor ocasión nos comía a besos, se convierte en un tirano. Entra y sale de casa cuando quiere, es el dueño y señor del mando de la televisión, no se le puede contrariar en nada porque se pone a agredir verbalmente o físicamente. Se han convertido en pequeños dictadores delante misma de nuestras narices, y nos preguntamos, desesperados, cómo y porqué hemos llegado a esta situación, qué hemos hecho mal. En el mejor de los casos habremos sido unos padres permisivos, que en muestro afán de que no les falte de nada, únicamente hemos conseguido que les falte lo verdaderamente importante: normas, límites, pautas y sobre todo, nuestro tiempo para conducirles hacia la seguridad de una vida plena.
Estos pequeños tiranos no aceptan un no por respuesta y utilizan todos los medios para conseguir lo que quieren, desde el chantaje emocional hasta la agresión. La convivencia entonces se vuelve insoportable, la impotencia de los padres ante esta demoledora situación empieza a anularles como personas, incrementando su incapacidad para hacer frente al problema.
